martes, 29 de marzo de 2011

INDICE 29/03/11
  • Origenes De La Medicina En America
  • Enfermedades Que Dieron Paso a la medicina
  • Como Era La Medicina Reproductiva En Los Muiscas
Origenes De La Medicina En America
En el viejo Continente el período Neolítico concluyó aproximadamente hacia el año 4000 a.C.. En América, por su gran abundancia, empieza a trabajarse la metalurgia hacia el siglo XV d.C., del cual nuestros antepasados dejaron hermosas producciones.

Pero su evolución se interrumpió en este momento por la llegada de Colón, lo que nos permite ver la diferencia de más de 5000 años en los desarrollos de las dos culturas que se encontraron.
Desde el punto de vista médico los conocimientos de nuestros antepasados son en muchos aspectos semejantes a los del período neolítico. Se asigna un origen "externo" a las enfermedades, esto requiere una explicación adicional, porque de primera mano hubiera podido afirmar "sobrenatural", en lugar de "externo" y hubiera cometido ciertamente un error, pues estaría juzgando la causalidad externa de la enfermedad desde nuestro punto de vista y no del que tenía en medio de los aborígenes.

La medicina era ejercida por individuos seleccionados en quienes se fundía la labor sacerdotal con la médica por el carácter de comunión ecológica y social que predominaba en la estructura de las comunidades indígenas.Los Muiscas daban a sus médicos-sacerdotes el nombre de "Ogque", que por eufonía los españoles cambiaron a "Jeque".

Ellos recibían una educación especial por varios años, en una suerte de seminario o convento en Chía, llamado "Cuca", donde eran instruidos por indios mayores. Entre los Tukano y Kogí, los médicos se denominaban Shamanes, mientras que en los grupos del litoral pacífico se denominan Jaibanás o Nieles, independientemente del nombre asignado, el shamán emerge en medio de las culturas indígenas como un individuo de unas particulares condiciones que le permiten percibir el orden de su entorno, en el cual se encuentra incluido el estado de salud de los demás indígenas y que tiene la sabiduría para emprender medidas que permitan restablecer la armonía cuando esta se pierde. Los shamanes aborígenes, incluyendo por supuesto a aquellos que perduran en nuestras actuales comunidades indígenas, están lejos de la charlatanería y constituyen una fuerza legítima y poderosa en el control y administración de los recursos naturales de las comunidades indígenas, al ser poseedores de una amplia gama de conocimientos que los hacen responsables de la supervivencia de sus sociedades, responsabilidad que ciertamente asumían y aún hoy enfrentan.

El diagnóstico era realizado por medio de prácticas adivinatorias que frecuentemente iniciaban con un cuidadoso interrogatorio que consideraba las costumbres alimentarias y del modo de vida, tales como la actividad física, la cacería, pesca o agricultura, las relaciones de pareja o parejas y el cumplimiento de los ritos religiosos. Adicionalmente el shamán realizaba una detallada observación del enfermo, al que tocaba y olía en busca de pistas que le indicarán de dónde provenía el desorden. Entonces ayudado con algunas substancias alucinatorias entraba en trance o hacía entrar al paciente en medio de cantos rituales para desentrañar de los misteriosos sueños que así acontecían más datos que unidos a los ya aprendidos con la experiencia y a los averiguados previamente revelaran la etiología de la enfermedad.

Aquí se hace importante una terapéutica basada en el conocimiento empírico de la utilidad de algunas plantas.esta aproximación terapéutica en la grave herida que sufrió Nemequeme, señor de Bacata, en la cruenta lucha contra Quemuenchatocha, señor de Tunja:" fue llevado donde los jeques, que también se preciaban de médicos y de que anduviesen juntos los dos oficios (médicos y sacerdotes) porque conocían unas yerbas buenas para las heridas de que hay tantas en esta tierra, y para otras enfermedades a que también acudían usando de mil ridículas ceremonias.

Este tipo de medicina se mantuvo por siglos en nuestras tierras y el afortunado conocimiento botánico aborigen sirvió para mantener la salud de los pobladores. También realizaron con carácter ritual algunas intervenciones quirúrgicas, como la testifican cráneos trepanados muiscas y sin duda, debieron inmovilizar fracturas y extraer cuerpos extraños con pericia.

En las primeras incursiones conquistadores en nuestro territorio no venían individuos peritos en medicina. Sin embargo, con la conquista, llegaron algunos conocimientos principalmente de cirugía, traídos por soldados con alguna experiencia militar. Ejemplos son el capitán lusitano Antonio Díaz Cardoso y el soldado Martín Sánchez Ropero, ambos acompañantes de Gonzalo Jiménez de Quesada, aunque ninguna graduado en Medicina. En el libro Los Fundadores de Bogotá, de Raimundo Rivas, se cuenta de las habilidades quirúrgicas de don Antonio Díaz Cardoso, quien "dio una prueba de sus múltiples cualidades, en el curso de una de esas entradas a la Sierra de Santa Marta, y que fue la de curar a un soldado apellidado Bermejo, a quien el alférez Antón de Olaya hendió la cara de una tremenda cuchillada por no haber obedecido la orden, dada por el capitán Suárez, de cerrar pronto las filas".

De los aportes bilaterales se establece una práctica médica llevada a cabo por curanderos y flebotomistas. Un curandero famoso de la época fue Juan Sánchez, de origen indio al que llamaba "cirujano", posiblemente por ser él uno de los que practicaban sangrías.


Enfermedades Que Dieron Paso a la medicina
Las prácticas de cuidado de la salud, relacionadas con la enfermedad, han estado presentes a través de la historia de la humanidad.

El presente artículo relaciona dichas prácticas en algunas de las principales tribus indígenas que poblaban el territorio colombiano a la llegada de los españoles.

Estas tribus, representadas por las culturas chibcha y caribe, contaban con conocimientos médicos avanzados, y en sus comunidades la figura de los chamanes, los brujos, los adivinos y hechiceros eran relevantes.

En el momento del descubrimiento de América, numerosas tribus indígenas poblaban el territorio de lo que hoy en día es la república de Colombia, de las cuales la chibcha (muisca) y la caribe se referencian en muchos documentos y reseñas recopilados por los historiadores

Se calcula que a la llegada de los españoles, América tenía una población de entre 40 y 50 millones de indígenas. En el primer siglo de conquista, la población americana se redujo en un 90%. La conquista significó su exterminio por la acción violenta y armada de los conquistadores, las múltiples enfermedades y pestes que llegaron de Europa, los procesos de aculturación, la mezcla de razas y el cambio de costumbres, creencias e idioma.

En la actualidad sobreviven algunas tribus del Amazonas y La Guajira, cuyo proceso de aculturación ha sido muy lento, que mantienen sus costumbres y tradiciones, lo que permite su estudio y comprensión. En ciertas tribus del Amazonas existe aún la costumbre de que la mujer dé a luz a la orilla del río. Mientras ella está en ese trance, su pareja se tiende en la hamaca y se queja de los dolores del parto. Este rito tiene por objeto engañar a los malos espíritus para que actúen sobre el hombre, y de esta manera la mujer y el niño queden protegidos.

Desde la antigüedad, el hombre ha querido dar explicación a múltiples fenómenos y circunstancias. Entre ellos, la enfermedad ha tenido un papel relevante en culturas y civilizaciones. El concepto de castigo se da como explicación de todos los males. En este orden de ideas, la enfermedad es el principal castigo, y solo el ayuno, las mortificaciones y diversos sacrificios son utilizados para apaciguar la cólera de los dioses.

En el pensamiento mágico o primitivo hay una relación entre el mundo de lo cotidiano y el cosmos; el Sol y la Luna como conceptos religiosos desempeñaron un papel preponderante en las comunidades indígenas, así como el mundo sobrenatural formado por otros dioses y demonios. La religión estaba íntimamente relacionada con el calendario; los solsticios y equinoccios señalaban con precisión el inicio y fin de las temporadas de lluvias y sequías, determinantes de la vida y costumbres de las comunidades. En la concepción del hombre primitivo, la naturaleza, los ríos, la lluvia y las plantas estaban dotados de alma. Llama la atención la interesante ubicación de templos, monumentos sagrados y lugares de observación solar, que permiten deducir el gran desarrollo alcanzado por estas culturas.


En las comunidades indígenas, los chamanes, los brujos, los adivinos y los hechiceros eran personajes de gran importancia. Para algunos grupos, la causa de la enfermedad era la penetración en el cuerpo de una materia maligna o de un espíritu maligno. La terapéutica indígena buscaba, entonces, eliminar los, y uno de los recursos utilizados era el masaje, que transfería la enfermedad a otra persona o animal. Igualmente, a los dementes y “locos” se los consideraba poseídos por espíritus y demonios; su curación mágica consistía en la restitución del alma al cuerpo a través de ritos, cantos y bailes, lo mismo que la utilización de plantas como la coca, la belladona y otras sustancias alucinógenas.


Los muiscas contaban con conocimientos médicos avanzados, que aplicaban, según los cronistas, en el tratamiento de afecciones respiratorias y cutáneas, úlceras y estados febriles, para lo que también se valían de prácticas religiosas y hierbas medicinales. La alimentación indígena estaba íntimamente relacionada con diversas enfermedades, entre ellas la desnutrición, causada por un bajo consumo de proteínas y hierro, ya que la dieta se basaba en un alto consumo de maíz, yuca y papa. Eran pueblos herbívoros; solamente las personas importantes del grupo social, como los jefes, chamanes y sacerdotes, tenían acceso al consumo de proteínas animales, como la carne de venado, aves y pescado.


Con anestesia rudimentaria, a base de plantas como el borrachero (Brugmasia candida), que contiene atropina y escopolamina, y la utilización de instrumentos rudimentarios de piedra y madera, practicaban intervenciones como la trepanación del cráneo, gracias a los conocimientos de anatomía obtenidos del embalsamamiento de cadáveres. La trepanación era una medida terapéutica, derivada de la concepción mágica religiosa de las enfermedades.


La enfermedad suponía la existencia de demonios incorporados a la persona. Desde este punto de vista, las cefaleas, los vértigos y las demencias eran interpretados por la existencia de un demonio en la cabeza del enfermo, y la trepanación permitía entonces su expulsión.
Igualmente, la coca era utilizada por los jefes, sacerdotes y médicos. Sus hojas eran mezcladas con polvo de caracoles o cal y almacenadas en calabazos. La coca permitía al indígena ayunos prolongados durante largos viajes y soportar las frías temperaturas; actuaba igualmente como anestésico local.


El chamán era el guía de las almas en el otro mundo y el intermediario entre los hombres y los poderes sobrenaturales. Su función esencial era la curación mágica de las enfermedades, realizando acciones buenas o maléficas. El trance chamánico hacía parte esencial del proceso curativo y a través de él se encontraba la causa de la enfermedad. Estos chamanes desempeñaban un papel igualmente importante en relación con el clima, la agricultura, la pesca y la caza.

Durante su etapa de formación permanecían recluidos en templos y dedicaban su tiempo al ayuno y al estudio de los rituales religiosos.
Entre las principales costumbres funerarias se encuentran el enterramiento en urnas, previo embalsamamiento o disección del cadáver, la incineración y los entierros en cavernas o en cámaras, que dependían de la categoría social del muerto.
Las enfermedades importadas desde España al Nuevo Reino, como la lepra, la viruela y la sífilis, entre otras, se incrementaron con la venta de esclavos o trata de negros procedentes del África. Los reyes católicos Fernando e Isabel impusieron leyes con el propósito de evitar y controlar el contagio de terribles enfermedades. El Hospital San Lázaro, de Granada, fue rodeado de muros y habilitado para la atención de sacerdotes enfermos. La historia refiere que entre los primeros casos de lepra de un español notable estaba el del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada.

Con la colonización española comenzaron a viajar al nuevo mundo botánicos, boticarios y médicos, cuyos trabajos fueron influenciados por las prácticas de curanderismo y hechicería propias de los indígenas, algunas de las cuales prevalecen hoy.